No me preguntes porque no se la respuesta, no me juzgues porque yo sola
soy suficiente, no vengas porque no estoy, porque me voy y no vuelvo. No
intentes darme la mano porque las mías están bailando en algún sitio
donde nada que tu entiendas existe. No me escuches porque no soy yo la
que hablo, no me comprendas, ni lo intentes. No me hables, mis oídos
solo entienden de lenguas mudas y silencios eternos, por ahora no quiero
ruido. Quiero alzar el vuelo pero todavía no estoy segura de poder
alcanzar la altura deseada y tengo miedo de que si me voy no encuentre
la ruta de vuelta y me pierda, lejos.
Seca, ni sangre tengo.
Me da rabia, este "no sé" que no me deja ni un segundo sola, esta
respuesta que no dice nada, esta mirada sin brillo a la que le hace
falta una capa de barniz, aunque sea del barato. Al menos fingiremos que
se ve bien, no? Total, la gente a tu alrededor solo ve la fachada, si
lo haces bien y sonríes, todo bien.
Que puteada en serio. A veces me pregunto cuanta gente siente lo mismo
que yo y también pienso que es gente con la que a lo mejor no tengo nada
en común pero los sentimientos, los sentimientos están ahí. Me alegra
que no se puedan materializar y que no tengan ninguna apariencia física,
la única cosa que nos hace igual que los demás. Ni idiomas, ni
culturas, ni política, ni colores de piel, ni nivel económico, algo que
todo el mundo puede sentir, solo sentir.
Rota, rota, rota, rota, rota, rota, rota, rota, rota, rota, rota,
si queres junta mis restos pero no te cortes no quiero que te infectes
de mí, no te gustaría, créeme.
Sigo escuchando esta canción desde que me levanté. Estaba tomandome un café con leche, prendí la compu y ha sonado y de repente estaba sentada
escribiendo con esta canción una y otra vez y otra y otra y otra más. Ya casi anochece, el día se va poniendo gris aquí, el típico Domingo de casa,
pelis y frazada.